Y luego nos preguntamos ¿qué pasó? si todos estábamos bien.
Estaremos de acuerdo que el trabajo en equipo tiene como su principal objetivo sumar y potenciar el talento individual en una organización para, de forma integral, alcanzar un fin común (objetivo de empresa, área, etc.).
Siguiendo esta misma línea de pensamiento, entonces querría decir que alcanzar un fin común sería la suma de los intereses (motivaciones) individuales de cada miembro del equipo.
Pero siendo honestos perece que en la práctica esto no resulta tan sencillo de alcanzar.
Lo que si es posible (con su alto grado de dificultad) es identificar los puntos en común que se comparten a través de las motivaciones individuales, así como su grado o nivel de complementariedad, de tal forma que los intereses y sus motivaciones individuales se conviertan en el motor de la motivación integral del grupo de trabajo.
Se trata entonces de una dinámica de suma de intenciones y, por lo tanto, es algo mucho más profundo que la sola intención de una empresa de alcanzar una meta específica a partir, únicamente, de los talentos individuales.
Esto nos permite concluir, como línea de pensamiento, que un ambiente que facilite una dinámica de colaboración sobre la base de las propias motivaciones individuales es el objetivo de un liderazgo eficiente.
Si logramos hacer este ejercicio tendríamos la mitad de la tarea de liderazgo concluida, pero pecaríamos de soberbios si no consideramos que puede existir potencialmente una piedra en el camino del trabajo en equipo, y me refiero a la gran tentación de emitir juicios al interior.
Es un hecho significativo y cierto, que el juicio que se tenga sobre alguien más propiciará una separación inmediata tanto de la persona que hace el juicio como de quien lo recibe, y el efecto dominó hará que la mayoría del resto de los integrantes de un equipo puedan llegar a tomar partido.
El efecto de no hacer caso o, peor aún, de no hacer nada cuando detectamos un pequeño cambio en el ambiente laboral, sin duda incrementará la separación (juicio) entre las personas. Esta separación creciente se traducirá en el rompimiento, de facto, del principio básico de unión que buscamos cuando fomentamos el trabajo en equipo.
Si los juicios nos separan a unos de otros ¿Cómo esperamos entonces que haya unidad y motivación en el equipo? ¿Cómo podemos pedir que todos caminemos juntos al mismo objetivo?
Ya sabemos que no es tarea fácil motivar individualmente, y sabemos también que motivar y mantener motivado a un equipo de trabajo es aún más delicado y requiere de un mayor esfuerzo, por lo tanto, identificar problemas originados por juicios al interior del equipo es fundamental para el líder.
En resumen, el gran reto de un líder es:
1. Encontrar los puntos en común en las motivaciones individuales de los integrantes de su equipo de trabajo,
2. A partir de estos puntos comunes establecer la dinámica de comunicación y retroalimentación interna que más favorezca que estos (puntos comunes) se mantengan actuales y vivos en la mente de cada uno de los integrantes y que, de forma paralela, la sinergia creada nos permita mantener la motivación del equipo,
3. Cuidando especialmente cualquier cosa, cualquier detalle que detone algún comportamiento no deseado al interior del equipo y que potencialmente pueda romper con el ambiente construido (entiéndase juicios).
Igualmente te puede interesar el tema: INTOLERANTE O CREATIVO. ¿Cuál es el ambiente en tu empresa?
https://expertoenempresasfamiliares.blogspot.com/2018/09/intolerante-o-creativo-cual-es-el_7.html
Saludos,
Estaremos de acuerdo que el trabajo en equipo tiene como su principal objetivo sumar y potenciar el talento individual en una organización para, de forma integral, alcanzar un fin común (objetivo de empresa, área, etc.).
Siguiendo esta misma línea de pensamiento, entonces querría decir que alcanzar un fin común sería la suma de los intereses (motivaciones) individuales de cada miembro del equipo.
Pero siendo honestos perece que en la práctica esto no resulta tan sencillo de alcanzar.
Lo que si es posible (con su alto grado de dificultad) es identificar los puntos en común que se comparten a través de las motivaciones individuales, así como su grado o nivel de complementariedad, de tal forma que los intereses y sus motivaciones individuales se conviertan en el motor de la motivación integral del grupo de trabajo.
Se trata entonces de una dinámica de suma de intenciones y, por lo tanto, es algo mucho más profundo que la sola intención de una empresa de alcanzar una meta específica a partir, únicamente, de los talentos individuales.
Esto nos permite concluir, como línea de pensamiento, que un ambiente que facilite una dinámica de colaboración sobre la base de las propias motivaciones individuales es el objetivo de un liderazgo eficiente.
Si logramos hacer este ejercicio tendríamos la mitad de la tarea de liderazgo concluida, pero pecaríamos de soberbios si no consideramos que puede existir potencialmente una piedra en el camino del trabajo en equipo, y me refiero a la gran tentación de emitir juicios al interior.
El efecto de no hacer caso o, peor aún, de no hacer nada cuando detectamos un pequeño cambio en el ambiente laboral, sin duda incrementará la separación (juicio) entre las personas. Esta separación creciente se traducirá en el rompimiento, de facto, del principio básico de unión que buscamos cuando fomentamos el trabajo en equipo.
Si los juicios nos separan a unos de otros ¿Cómo esperamos entonces que haya unidad y motivación en el equipo? ¿Cómo podemos pedir que todos caminemos juntos al mismo objetivo?
Ya sabemos que no es tarea fácil motivar individualmente, y sabemos también que motivar y mantener motivado a un equipo de trabajo es aún más delicado y requiere de un mayor esfuerzo, por lo tanto, identificar problemas originados por juicios al interior del equipo es fundamental para el líder.
En resumen, el gran reto de un líder es:
1. Encontrar los puntos en común en las motivaciones individuales de los integrantes de su equipo de trabajo,
2. A partir de estos puntos comunes establecer la dinámica de comunicación y retroalimentación interna que más favorezca que estos (puntos comunes) se mantengan actuales y vivos en la mente de cada uno de los integrantes y que, de forma paralela, la sinergia creada nos permita mantener la motivación del equipo,
3. Cuidando especialmente cualquier cosa, cualquier detalle que detone algún comportamiento no deseado al interior del equipo y que potencialmente pueda romper con el ambiente construido (entiéndase juicios).
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Saludos,
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