LA REFLEXIÓN EN LA TOMA DE DECISIONES

LA REFLEXIÓN EN LA TOMA DE DECISIONES

Nada más impactante que enfrentarnos al llamado “momento de la verdad”, y me refiero a ese preciso instante en que debemos tomar una decisión que sabemos tendrá un impacto en el corto plazo, y que el impacto será en todos los aspectos de nuestra vida.

Incluso, aunque se tratara de una decisión en el ámbito de los negocios, por supuesto que va a impactar nuestro futuro inmediato y de forma integral, en todas y cada una de las variables de vida.

Y a lo que me refiero es que en ese momento la decisión nos conduce a un simple SI o un NO, pero de la asertividad de ese simple SI o NO depende en gran medida el balance de todas las variables alrededor de nuestra persona.

Una decisión nos impacta como dueño, como director, como líder, como cliente, como proveedor, como padre, como hermano, como familiar, como miembro de la comunidad, etc.

Así que la importancia en la calidad de los datos de entrada que van a alimentar nuestro proceso de visualización y decisión son fundamentales.

Y si le adicionamos mi propia expectativa de los resultados que espero al tomar esa decisión pueden, sin duda, hacer este proceso un poco más estresante.

Por lo tanto, aunque la información, los datos de negocio y del mismo entorno sean suficientes, claros y precisos, e incluso tengamos la fortuna de contar con puntos de vista y comentarios valiosos de personas expertas y allegadas a cada uno de nosotros (oro puro), nuestra decisión tendrá la mezcla de un par de ingrediente más...

Nuestras propias experiencias pasadas combinadas con la pasión que nos despierte el resultado que esperamos.

Experiencias que, por un lado van a reafirmar o confrontar nuestras expectativas inmediatas respecto del tema sobre el que tengamos que decidir y, segundo, la pasión que sentimos. Estos elementos van a afectar nuestro mini FODA mental (ese que construimos con la información, datos y comentarios que reunimos). 

Todo este proceso descrito en los párrafos anteriores nos sucede cada vez que tomamos cualquier decisión (de poco o mucho impacto), es un proceso "natural" aprendido desde nuestra niñez y en la mayoría de los casos no tiene por qué espantarnos, bueno eso creo.

La cuestión aquí es que, dependiendo del impacto de nuestra decisión, de la pasión que nos despierte y de las experiencias anteriores, vale la pena detenerse a reflexionar.

SI al análisis y la reflexión - NO a la parálisis y el miedo

Partamos de la siguiente idea. Si se trata de una decisión de gran impacto para nosotros, el proceso de toma de decisiones se agrandará (como si utilizáramos una lupa) y cada elemento tendrá un peso específico mayor en la cadena de datos e información que alimentan el proceso, es decir pasará de un proceso "natural" a una reflexión profunda.

Y es en esta última parte donde el proceso de reflexión profunda, si no es guiada correctamente, puede generar dudas y miedo (parálisis). 

La buena noticia es que afortunadamente contamos con un aliado que, si sabemos escucharlo, nos brindará el impulso necesario para tomar la mejor decisión, y claro se trata de LA INTUICIÓN.

La llave es saber escucharte a ti mismo y reconocer tu experiencia y sabiduría, después de que en verdad te escuches de forma consciente, entonces SI... decide.

Lo curioso es que este último ingrediente también aparece y de forma "natural" y paralela durante todo el proceso de decisión, por lo tanto es aquí, justo aquí, donde realmente es importante detenernos y de forma muy seria escuchar lo que tenemos que decirnos. Recordemos que nadie más se va a preocupar y ocupar de nosotros, que nosotros mismos.

Se vale, y se recomienda, buscar el acompañamiento de alguien más que te brinde su apoyo profesional en este ejercicio de reflexión profunda, evidentemente nunca para darte su opinión, sino solamente guiarte en el proceso, teniendo siempre en mente que lo verdaderamente importante es que te escuches, y que los hagas fuerte y claro.

Solo como ejemplo... 
Imagina que consideras en tu estrategia de crecimiento de negocio implementar un sistema ERP, y que para tomar la decisión de emprender el proyecto tu gente de TI te ha preparado información y datos de requerimientos, de capacidades de varios sistemas en el mercado, de montos de inversión y de tiempos de implementación. Estamos hablando de datos que generalmente usamos para el análisis previo en la toma de decisiones.

Yo te preguntaría, por más información y datos que tengas, y pensando que el tema de inversión no es ningún problema:

• ¿Es realmente el momento oportuno para dar un paso tan grande?,
• ¿Está tu organización lo suficientemente madura para implementarlo? 
• ¿Cuál ERP es el mejor para tu empresa, Por qué?, ¿Necesitas un sistema ERP ahora?,
• ¿Ya consideraste oros sistemas modulares que te sean más prácticos?, 
• ¿Cuándo es el mejor tiempo para dedicar recursos?,
• ¿Han intentado este tipo de implementaciones en el pasado?
• ¿Cuál es tu experiencia en estos temas?

 etc.

Y todo esto, por supuesto, partiendo de que es una decisión del director, y lo digo porque en muchas empresas esa decisión se la delegan al encargado de TI. (espero que ese no sea el caso de ninguno de nosotros)

Sólo reflexiona y pregúntate como parte de este ejercicio:
¿Qué tal que primero es recomendable hacer otras actividades internas antes de dar el salto a un ERP?

Escucha lo que tengas que decirte, qué dice tu intuición al respecto.... te dice que SI, entonces adelante! no lo dudes!

Tu decisión impacta, siempre impacta y fuerte al negocio!!! y a tu vida!!!


Vale la pena Visualizar y Reflexionar, y escucharte a ti mismo, ya que este es el mejor tiempo invertido en cualquier decisión de negocio, y por supuesto de vida!

Un abrazo,
Jesús Vargas