Empezare por describir que somos esencialmente competitivos
porque esa es la forma en que fuimos educados desde pequeños. Siempre
orientados al premio y/o castigo como resultado de nuestro desempeño.
En una dirección basada en un estilo competitivo, no hay medias tintas, o todo es blanco o todo es negro.
Si ganamos nos sentimos muy bien, si perdemos nos sentimos muy mal; y en este segundo caso siempre hay alguien más que pagará los platos rotos de los malos resultados, porque el director con mente competitiva difícilmente aceptará que él es parte del problema.
Afortunadamente, también nos encontramos (y son la mayoría, aunque muchas veces no lo saben) con directores de mente constructiva, es decir aquellos directores que a partir de su pensamiento creativo, pueden crear una visión ideal del presente deseado para su empresa.
En una dirección basada en un estilo constructivo, en la medida en que los pensamientos imaginados son visualizados, estos son integrados y transmitidos de forma dinámica con facilidad al resto de la organización, brindándoles un propósito lo suficientemente motivante para continuar día a día, con esfuerzo, voluntad y perseverancia, hasta alcanzarlo.
¿Cuál es entonces la diferencia? En el estilo competitivo, todo se resume a ganar o perder, en el estilo constructivo, es un tema de crear y alcanzar.
¿Cual mente es mejor?
Eso decídelo tú. Yo simplemente diré que en el proceso de creación hay una variable más, el desarrollo y crecimiento individual del director y de su equipo de trabajo.
En una dirección basada en un estilo competitivo, no hay medias tintas, o todo es blanco o todo es negro.
Si ganamos nos sentimos muy bien, si perdemos nos sentimos muy mal; y en este segundo caso siempre hay alguien más que pagará los platos rotos de los malos resultados, porque el director con mente competitiva difícilmente aceptará que él es parte del problema.
Afortunadamente, también nos encontramos (y son la mayoría, aunque muchas veces no lo saben) con directores de mente constructiva, es decir aquellos directores que a partir de su pensamiento creativo, pueden crear una visión ideal del presente deseado para su empresa.
En una dirección basada en un estilo constructivo, en la medida en que los pensamientos imaginados son visualizados, estos son integrados y transmitidos de forma dinámica con facilidad al resto de la organización, brindándoles un propósito lo suficientemente motivante para continuar día a día, con esfuerzo, voluntad y perseverancia, hasta alcanzarlo.
¿Cuál es entonces la diferencia? En el estilo competitivo, todo se resume a ganar o perder, en el estilo constructivo, es un tema de crear y alcanzar.
¿Cual mente es mejor?
Eso decídelo tú. Yo simplemente diré que en el proceso de creación hay una variable más, el desarrollo y crecimiento individual del director y de su equipo de trabajo.
¿Qué modelo es mejor en la empresa?
Siempre la mezcla de estilos es lo mejor; una organización necesita
de elementos competitivos, así como de constructivos. Lo importante es
reconocer esos perfiles y lograr que trabajen de forma integrada.
Sin embargo, a título personal, me tomaré la libertad de recomendar que un
director general con estilo competitivo no crea (generalmente) el mejor ambiente de trabajo a su
alrededor.
Como ejemplo de este último punto, les comparto que conozco
empresas con directores en ambos escenarios.
En el primer escenario (competitivo), el director general
crea un modelo de comunicación cerrado, agresivo - competitivo, y orientado
solo al resultado, sin importar en gran medida el desarrollo individual y de
equipo en la organización; constantemente se comparan con los logros propios y
de la competencia, y su objetivo es alcanzar las metas a toda costa. Suelen ser
empresas exitosas en el corto plazo, defienden su nicho y difícilmente integran
cambios importantes en sus estructuras de negocio, y su trascendencia se ve en
constante riesgo.
En el segundo escenario, el creativo - constructivo, el
modelo de comunicación del director es abierto, incluyente, busca que las
personas aporten ideas para mejorar la organización y alcanzar los resultados,
pero cuidando y respetando que el proceso de decisión (que es su responsabilidad) se dé en tiempo; la base del
crecimiento es el reconocimiento del talento humano y por lo tanto, le dan la
justa importancia al mismo; claro que se interesan en los logros de la
competencia, pero su interés fundamental se orienta a la creación de su propio
presente y futuro. Son empresas innovadoras, suelen ser exitosas en el corto
plazo, pero sin duda son empresas que llegan para quedarse.
Un abrazo,
Jesús Vargas
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