REGAÑAR, ¿es la mejor opción?
Cuidado con los regaños, nada más alejado a una solución proactiva que una reacción impulsiva; el regaño es una práctica que va a complicar mucho más las cosas al interior de la empresa, ya que el daño es grave tanto para el empleado, para el jefe y por supuesto para toda la organización.
Cuidado con los regaños, nada más alejado a una solución proactiva que una reacción impulsiva; el regaño es una práctica que va a complicar mucho más las cosas al interior de la empresa, ya que el daño es grave tanto para el empleado, para el jefe y por supuesto para toda la organización.
La práctica del regaño destruye fácilmente un proceso formal de
comunicación abierta, nada daña más una relación abierta, sobre bases de educación y respecto que tiene como objetivo fomentar la libertad para interactuar, que una reacción por demás impulsiva, descontrolada que finalmente hiere, destruye y lastima a quien, a ojos del jefe, cometió un error, y que
para complicar aún más la situación, la realiza prácticamente en cualquier lugar y momento, sin
importar delante de quien se esté presente.
Evidentemente la comunicación abierta y la “cultura del
regaño” no se llevan, son como el agua y el aceite, y por lo tanto debemos atrevernos
a erradicar el regaño de nuestra conducta empresarial y cambiarla por una
posición positiva y constructiva ante el error.
Así de claro, en cualquier organización la guerra contra el error debe ser frontal, sin
tregua y hasta erradicarla. Por supuesto esto no quiere decir que se tolere el error, por el contrario, sin embargo la forma en que enfrentemos el error es fundamental para propiciar
un ambiente de comunicación abierta, respetuosa y constructiva.
La pregunta importante que se hace el jefe es ¿cómo debo de actuar? y la propuesta es la siguiente:
Al final y para cerrar el círculo, el jefe debe revisar si el origen del error, potencialmente, puede repetirse por otra persona, para entonces tomar acciones de raíz, y con esto nos referimos a la capacitación de su equipo de trabajo.
La pregunta importante que se hace el jefe es ¿cómo debo de actuar? y la propuesta es la siguiente:
- Establecer un dialogo privado con la persona que cometió el error
- Crear un ambiente de respecto y apertura que favorezca el intercambio de ideas
- Analizar y hacer consiente a la persona, a la luz de este intercambio, del impacto del error, tanto a nivel individual como a nivel organización.
- Transformar esta experiencia en aprendizaje
Al final y para cerrar el círculo, el jefe debe revisar si el origen del error, potencialmente, puede repetirse por otra persona, para entonces tomar acciones de raíz, y con esto nos referimos a la capacitación de su equipo de trabajo.
Saludos cordiales,
Jesús VARGAS
Jesús VARGAS
Comentarios
Publicar un comentario